martes, 11 de septiembre de 2012

Argentina


Pueblos Originarios

“Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos. Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural; reconocer la personería jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano; ninguna de ellas será enajenable, transmisible, ni susceptible de gravámenes o embargos. Asegurar su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afectan. Las provincias pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones.”

Artículo 75, Inciso 17 de la Constitución Nacional.



Los Orígenes
Las primeras tribus de cazadores de origen asiático llegaron a América a través del Estrecho de Bering hace unos 30.000 años aproximadamente, en tanto que su arribo al actual territorio argentino se considera producto de migraciones internas ocurridas hace 18.000 años.


Estos pueblos se asentaron básicamente en dos regiones: la montaña y la llanura. Con respecto al primer hábitat, los testimonios más antiguos con que se cuenta son los rastros de núcleos poblacionales que datan de hace 8.000 años en Ayamapatín (Provincia de Córdoba) e Inti Huasi (Provincia de San Luis). Vestigios hay también de otra cultura antigua en Tafí (Provincia de Tucumán), de pueblos que trabajaban la piedra y la cerámica. Más reciente resulta la civilización de La Aguada (territorio comprendido por las provincias de San Juan, La Rioja y Catamarca), cuyos pobladores se dedicaban al cultivo del maíz y al trabajo en bronce y cuyo desarrollo se ubica entre los años 800 a 650.

En cuanto a los asentamientos de llanura, se registra la presencia de un núcleo poblacional en Tandil (Provincia de Buenos Aires), de aproximadamente 6.000 años de antigüedad, cuyos habitantes trabajaban la piedra y la cerámica. En el Litoral, iguales vestigios dan cuenta de la llamada Cultura del Alto Paraná, de la misma data.

En el extremo sur y los canales fueguinos se considera la llegada de los primeros hombres hace 6.000 años, los que habitaban en viviendas circulares semienterradas, vivían de la caza y la pesca, empleaban botes y arpones para la caza de mamíferos marinos y recolectaban moluscos.

Con la llegada de los conquistadores españoles los pueblos indígenas vieron truncadas sus posibilidades de desarrollo cultural.

Dónde Vivían

En el Noroeste
La cultura diaguita fue la más compleja y numerosa de las poblaciones indígenas. Aproximadamente unos 200.000 habitantes conformaban su población a la llegada de los conquistadores. Eran expertos agricultores que habían desarrollado canales de riego para sus plantaciones de maíz, zapallo y porotos. Adoraban al sol, el trueno y el relámpago. Tenían jefaturas similares a los cacicazgos y sus familias eran monogámicas.

En las sierras
En la zona de las sierras centrales estaban asentados los comechingones y los sanavirones. Vivían de la caza, la recolección y la pesca; cosechaban maíz, porotos y zapallos. Practicaban el culto al sol y a la luna.

En Cuyo y Neuquén
La cultura de los huarpes ocupó las actuales provincias de San Juan, San Luis y Mendoza. Eran agricultores, cosechaban maíz y cazaban guanacos y ñandúes. Trabajaban la cerámica y creían en la existencia de un ser supremo.
La cultura pehuenche caracterizó a la zona de Neuquén. Sus habitantes vivían de la caza y de la recolección, se agrupaban en clanes familiares y creían en un ser supremo que moraba más allá del mar.

En la Pampa y la Patagonia
Fue habitada por los querandíes y los araucanos provenientes del Chile actual. Los tehuelches y los onas ocupaban el sur, en tanto que en la zona central se hallaban asentados los pampas. Todos estos pueblos tenían características comunes: vivían de la caza de liebres, zorros, ñandúes y de la pesca. Tenían asimismo un grado importante de organización social que les permitía convivir agrupados, bajo el liderazgo de un cacique.

En el Gran Chaco
Antes de la llegada de la conquista española, esta región era habitada por tobas, mocovíes y abipones. Eran básicamente cazadores y recolectores. Estaban integrados en un sistema social de clanes, liderados por un cacique. La estructura social era de carácter monogámico pero a los jefes les estaba permitida la poligamia.

En el Litoral
En esta zona predominó la cultura guaraní, fruto de un pueblo de mansos agricultores que muy pronto se sometieron al dominio español. Vivían en grandes casas donde se alojaban varias familias. Creían en la tierra sin mal, una suerte de paraíso perdido, al que regresarían algún día.


Para Agendar -Línea Gratuita de Consulta

El Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) cuenta con una línea gratuita 0800–999–4624 para todo el país donde se pueden realizar consultas sobre el organismo y sus áreas.

Día Internacional del Indígena

La Asamblea General de las Naciones Unidas, instauró como fecha de celebración del Día Internacional de los Pueblos Indígenas el 9 de agosto de cada año.

Lenguas Originarias

El Programa de Lenguas Originarias es un nuevo emprendimiento educativo desarrollado por la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, junto con distintos claustros de la comunidad universitaria. Se propone abrir un espacio que ofrezca a los alumnos la posibilidad de acceder al patrimonio cultural argentino  en un marco de igualdad lingüística y resignificación de las culturas originarias americanas, aportando así a la conservación y difusión de los patrones culturales de nuestros pueblos originarios.

Acceda a más información en el Centro Universitario de Idiomas (CUI) de la Universidad de Buenos Aires. 
http://www.argentina.gob.ar/pais/poblacion/47-pueblos-originarios.php

lunes, 10 de septiembre de 2012


Pueblos originarios de Chile: tehuelches

Tehuelche fue el nombre que le pusieron los mapuches a los pueblos que vivían en la pampa chilena y argentina, al norte del estrecho de Magallanes.
 Museo Chileno de Arte Precolombino, con imágenes para aprender sobre las culturas ancestrales de nuestro país.
Entre los fríos canales y fiordos del sur de Chile, vivió un gran grupo de personas que cazaban en el continente y pescaban en grandes canoas en el mar. Con el tiempo se ha comprendido que toda esta gente formaba distintos grupos o pueblos, cada uno con sus diferencias y particularidades. Dentro de esta variedad se pueden distinguir dos estilos de vida: los cazadores terrestres y los canoeros australes. 

Los cazadores terrestres
Los primeros cazadores terrestres llegan al extremo sur con las bandas que poblaron nuestro continente. Estos grupos se adaptaron exitosamente al medio ambiente extremo de la región austral, donde cazaron ciervos, guanacos, zorros, aves y roedores. En un principio utilizaron para cazar boleadoras y lanzas con puntas de piedra, desarrollando tiempo después el arco y la flecha. La enormidad del territorio y las distintas barreras naturales hicieron que, con el tiempo, se separaran las comunidades y cada una desarrollara sus propias costumbres, idioma y estrategias de vida. Entre los cazadores terrestres encontramos a los tehuelches o aonikenk y los selk’nam u onas. 

Los tehuelches
Tehuelche fue el nombre que le pusieron los mapuches a los pueblos que vivían en la pampa chilena y argentina, al norte del estrecho de Magallanes. Unos de los mitos que se crearon con la llegada de los primeros navegantes europeos fue la existencia de personajes gigantes a quienes llamaron patagones, dándole el nombre a la región. Estos “patagones” eran los mismos tehuelches, también llamados aonikenk.

Los grupos tehuelches tienen una larga historia, que ha sido rastreada por los arqueólogos, quienes han descubierto que hace 4500 años atrás existieron grupos de personas que vivían de manera similar, compartiendo semejantes formas de hacer sus herramientas y armas, también las técnicas de caza y las viviendas. 

Originalmente los tehuelches se organizaban en grupos nómades de alrededor de 100 personas, que se dedicaban a cazar guanacos y ñandúes y recolectaban productos de la costa y del bosque. Luego del contacto con la cultura occidental, introducen el caballo a su sistema de vida, lo que causa profundos cambios: se alargaron las distancias que recorrían, entrando en mayor contacto con los pueblos vecinos, en especial con los mapuches. 

Economía: De gran importancia en la vida de los tehuelches fue el guanaco, cazado para utilizar su carne como alimento y su cuero como vestimenta y toldo para las viviendas. Como armas usaban el arco, las flechas y las boleadoras. También recolectaban vegetales, hierbas medicinales y productos del mar. Las mujeres estaban a cargo de las actividades domésticas, como la recolección de la leña, la búsqueda de agua, cocinar, instalar y desarmar el toldo, criar a los niños; además trabajaban el cuero y fabricaban otros objetos como mantos, bolsos, cinturones y naipes. Los hombres eran los encargados de la caza, fabricar herramientas y armas, pero también tenían mucho tiempo libre durante el cual jugaban, comían y descansaban.

Arte: Una de las expresiones artísticas que desarrollaron los tehuelches fue la pintura, con la cual decoraron desde sus toldos hasta su cuerpo. Se pintaban las caras y el cuerpo para sus ceremonias y pintaban sus mantos de cuero con dibujos geométricos de fuertes colores. Por el contacto con los europeos adaptaron el juego de naipes y dados, los primeros los hacían con trozos de cuero pintados y los segundos los fabricaron con huesos de huemul. 

Organización social: Los tehuelches eran un pueblo cazador-recolector nómade, que se agrupaba por familias, que al sumar 12 conformaban una banda. Tenían un jefe que se encargaba de elegir y organizar el lugar para levantar el campamento, pero no tenía mayores poderes, en general eran bastante independientes entre sí. 



POBLACIÓN INDÍGENA EN EL VIRREINATO DEL RÍO DE LA PLATA

En lo que es actualmente el territorio argentino, vivían diversas tribus aborígenes que alcanzaron diferentes grados de civilización. Los pueblos más adelantados se caracterizaron por sus progresos en la agricultura, por la construcción de sus viviendas, por la variedad de sus industrias y por la mayor riqueza de su lenguaje. Los pueblos menos civilizados fueron también los menos apegados a la tierra, habitaron en viviendas deficientemente construidas o tolderías y, muchas veces, no llegaron siquiera a establecerse en un sitio fijo.

Teniendo en cuenta la distribución geográfica, han de considerarse los siguientes gruposaborígenes:
En la región del noroeste vivieron los diaguitas, que fueron los más adelantados de todos los indios de nuestro territorio. Con piedras unidas sin cemento construyeron sus viviendas, las cuales estaban agrupadas formando verdaderas poblaciones. Usaban como vestimenta una especie de camisa larga, calzaban alotas de cuera y se adornaban con vinchas, collares y pulseras. Gustaban pintarse el rastro con vivos colores. Fueron inteligentes agricultores -sembraban maíz, papa y porotos- y diestros alfareros y tejedores; trabajaron también hábilmente el oro y la plata.
Debido a la aridez de la región en que vivían -montañosa, escasamente regada y de suelo pedregoso y duro- los diaguitas se vieron obligados a trabajar la tierra al modo quechua, labrando terrazas escalonadas en la montaña y realizando obras de riego por un sistema de acequias. Cultivaban el maíz, el poroto, la papa y el zapallo. El algarrobo, árbol propio de la zona, era fundamental para su economía, ya que de él obtenían, además de la dura madera y del exquisito fruto, una fuerte bebida fermentada, la aloja, a la que eran muy afectos. Conocían también numerosas plantas medicinales y tintóreas.
En cuanto a los animales, domesticaron la llama, a la cual los españoles de la conquista, no sabiendo con qué compararla, dieron sucesivamente los pintorescos nombres de oveja grande, camello mediano y carnero de la tierra. También domesticaron ñandúes, pavos de monto, patos y pecaríes.
Las viviendas diaguitas, bajas y cuadrangulares, tenían paredes de pirca, es decir, hechas con piedras unidas sin cemento. Las aberturas eran libres, sin hojas de puertas ni ventanas. En lo alto de los cerros construían fortificaciones ubicadas estratégicamente. Estos largos muros de piedra, llamados Pucarás, tenían carácter defensivo y alcanzaban a veces varios kilómetros de extensión.
Tanto los hombres como ¡as mujeres diaguitas vestían una camisa larga hasta los tobillos hecha generalmente de ¡ana tejida, y calzaban ojotas de cuero. Usaban el pelo largo y recogido en complicadísimos peinados de los que estaban muy orgullosos. Se adornaban con vinchas y plumas y se pintaban el rostro:
Los diaguitas fueron magníficos alfareros. De su cerámica, colorida y rica, se han hallado innumerables muestras. La forma predominante es la de las urnas, decoradas con tal profusión de elementos, que no es exagera. do decir que no hay dos iguales. En estas urnas enterraban a su niños cuando morían. Emplearon como motivos esenciales de la decoración los rasgos humanos (cejas, ojos, narices, bocas, dientes), los elementos animales (avestruces, sapos, serpientes), e infinidad de elementos geométricos (círculos, rombos, grecas, reticulados). El rojo, el negro y el amarillo fueron los colores predominantes.
Trabajaron también la piedra, con la que fabricaron pequeñas estatuas, armas y utensilios diversos. Fueron, además, hábiles cesteros, hilanderos y tejedores. En menor escala tallaron la madera y el hueso; en cuanto a los metales, utilizaron especialmente el cobre y, en mucho menor proporción, el oro y la plata.
Como otras manifestaciones de su arte se conservan numerosas pictografías que representan escenas de la vida diaria, animales y multitud de signos cuyo simbolismo se desconoce. Su música, de carácter guerrero, era interpretada con instrumentos de hueso, de arcilla o de piedra (flautas, silbatos, cornetas) ; también tenían cascabeles hechos con nueces, tambores y calabazas huecas, en cuyo interior ponían semillas o piedrecitas.
Los diaguitas constituyeron un pueblo esencialmente belicoso. Obedeciendo a esta condición natural, manejaban con gran rapidez y destreza el arco y la flecha. Usaron además otras armas picas, mazas, hachas y hondas.
Socialmente, vivían agrupados en familias -constituidas por cuatro o cinco miembros- y agrupadas, a su vez, en tribus que obedecían a un cacique. Poco se sabe de sus creencias religiosas, salvo que adoraban al Sol y a las fuerzas naturales. T4nían sacerdotes especiales, magos o hechiceros, y creían en el más allá. Velaban a sus muertos durante ocho días y, luego de enterrarlos, guardaban luto -con vestidos negros al modo europeo- durante un año.
Los pueblos del Chaco ocuparon las llanuras boscosas del norte. Vivían en chozas hechas con ramas y paja. Se cubrían con mantas tejidas o camisas, pero solían andar semidesnudos. Se adornaban con collares, pulseras y plumas y gustaban también de pintarse el rostro. Fabricaban rudimentarios utensilios domésticos, armas y canoas. No cultivaban la tierra, y su alimentación provenía de la caza y de la pesca, abundantes en la zona. Comían también algunos vegetales y frutas silvestres.
El territorio de la Mesopotamia estaba habitado por los guaraníes, que vivían en chozas hechas de barro y paja y dormían en hamacas. Los hombres andaban semidesnudos, y las mujeres vestían una camisa larga, el tipoy. Unos y otras iban descalzos. Cultiva. ron el maíz, el zapallo, la mandioca y el algodón; conocieron también las propiedades curativas de algunas plantas y las aplicaron en su primitiva medicina. Fueron, además, tejedores y alfareros. Amaban la música y la danza. Su lengua, el guaraní sigue hablando aún entre sus descendientes.
La inhóspita Tierra del Fuego estuvo poblada por los onas y los yaganes, que fueron los más primitivos de cuantos habitaron el territorio argentino. Los onas vivían en rudimentarias tiendas hechas con cueros sostenidos por palos.
Los yaganes -o yamanes- fabricaban toscas chozas con ramas y pasto, pero frecuentemente solían pasar largas temporadas en sus canoas -hechas de madera o corteza-, recorriendo el litoral marítimo, lo cual les valió el nombre de canoeros. Tanto los unos como los otros se cubrían sólo a medias con cueros de guanaco; los yaganes solían untarse el cuerpo con grasa, para combatir el frío. Tratándose de pueblos nómadas, sólo se alimentaban de lo que ocasionalmente obtenían del mar y de la tierra: peces, moluscos, algas, aves marinas, hongos, raíces y frutos silvestres.
La vasta y desolada Patagonia estuvo habitada por los patagones o tehuelches, que vivían en toldos de cuero, se cubrían con cueros y mantas y usaban una especie de calzado rudimentario. Fueron avezados cazadores, pero no cultivaron la tierra.
Diversas agrupaciones aborígenes ocuparon la vasta llanura uniforme y monótona del centro del país, cuyo nombre indígena, pampa, significa campo abierto, campo raso. Estas tribus primitivas vivían en toldos de cuero armados sobre estacas. No fueron agricultores ni sedentarios, y se alimentaban preferentemente de los animales que cazaban. Fueron alfareros y tejedores.
Entre las tribus que constituían los pueblos pampas, ha de citarse a los guaraníes y a los puelches. También vivieron en la pampa los araucanos, provenientes de Chile, que primero se establecieron en el oeste y luego se extendieron hacia el este, desalojando a las otras tribus.
Los araucanos eran, después de los diaguitas, los aborígenes que alcanzaron más alto grado de civilización. Vestían mantas de vivos colores, sujetas a la cintura, y calzaban rudimentarias botas de cuero. Usaban adornos sencillos de plata, y eran excelentes tejedores. Existen aún tribus araucanas en las provincias de La Pampa, Río Negro y Neuquén.
http://www.portalplanetasedna.com.ar/aborigenes_argentina.htm